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NO REGALES PECES, ENSEÑA A PESCAR.

  Vivimos en una sociedad llena de carencias y dificultades y las administraciones  intentan paliarlas, aunque no siempre llegan a las personas que realmente las necesitan. Los trámites burocráticos son verdaderas pesadillas. Te solicitan mil y un requisito para poder obtener una ayuda y en muchos casos se quedan sin otorgar ante el desánimo de los solicitantes. Por otro lado hay un grupo de personas que se las saben todas, se informan a través de sus círculos sociales de como obtener ayudas de:  Alquiler, suministro de luz,  alimentos, comidas preparadas, medicamentos, ropa, enseres personales y una y mil cosas más. Existen personas que cuando se enteran de las necesidades se vuelcan en solucionarlas aportando su dinero y su tiempo y en algunos casos hasta pidiéndole favores a amigos para entre todos  solucionar sus carencias. Sería más o menos lo que yo llamo REGALAR PECES, pero esa no es la solución porque observas como se acostumbran a recibir esta ayuda y no hacen el mínimo esfuer

¡Todo es un Desastre! Las Reflexiones de un Humilde Autónomo.


No oigo más que críticas y malos augurios. Los planes que se proponen son todos ruinosos, pero no he leído, ni oído, aunque probablemente exista, contrapropuesta alguna que ayude a resolver la intensa crisis que vivimos. Hoy más que nunca se necesita valentía por parte de todos los actores sociales para resolver un problema que nos ha caído encima sin esperarlo, del que aún se desconoce su origen, quizá porque no hay interés en que se conozca.

Todos miramos al gobierno esperando que resuelva nuestras particulares desgracias con su varita mágica, olvidando que no nos gusta pagar impuestos, cada uno según sus posibilidades; que no queremos asumir unos riesgos que ayudarán a crecer y mejorar la sociedad y que son inherentes a la propia vida.

Corren malos tiempos, en los que veo que aquellos que más tienen son los que más piden afectados por la amnesia de los brutales beneficios obtenidos en ejercicios anteriores y que ahora, de repente, han desaparecido.


No hay peor situación que aquella desconocida y sobrevenida, pues no hay oportunidad de tomar decisiones consistentes y esperanzadoras, estando obligados a utilizar el método de ensayo y error, adquiriendo así la experiencia necesaria para superarla.

A mi solo se me ocurre tener paciencia y solidaridad, aportando lo que cada uno pueda de acuerdo a sus posibilidades. Son tiempos de sacrificio para todos, en especial de aquellos que más han recibido, ya que tienen que ser conscientes de que sin las personas cualquier proyecto va al fracaso, como nos ha demostrado el confinamiento: no hay gente, no hay negocio. Son tiempos de negociación en las que la premisa de partida es: todos, sin excepción, estamos perdiendo.


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