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50 AÑOS DE AMOR ENTRE JUANJO Y MARI SOL

 Este año Juanjo y Mari Sol han tenido la dicha de celebrar sus bodas de oro junto a su maravillosa familia. Han renovado los votos y promesas que se dieron y así demostrar a todos, que cuando el AMOR está en lo más alto de la escala de valores,cualquier dificultad es posible superarla. Toda la familia se reunió en la casa rural: Los Lebreles Namasté para compartir con esta pareja la felicidad que ellos han sabido transmitir a todos y que con su ejemplo de luchadores, han logrado infundir en sus hijas, la alegría de saber disfrutar de la vida. Ellas en esta ocasión han recordado la boda de Juanjo y Mari Sol con detalles muy significativos como los colores de la decoración,  a la que se prestaban los jardines, pero también destacando: el blanco como símbolo de pureza y haciendo un guiño  a la nevada que les sorprendió el dia del enlace y al bote de pintura con el que los recién casados iniciaron su luna de miel, pintando su vivienda en Valladolid. El blanco, también, como símbolo de

HOMEMAJE A JULIÁN FRAILE POR SU HIJA MAGDALENA.

 

A LA MUERTE DE MI PADRE (16-9-1995)

Todo se te acabó en esta vida, en la que tanto luchaste y tanto sudor dejaste.

Con penurias y miserias y al abrigo de tus padres, pasaste una corta infancia y fuiste

precoz adulto, pues la vida te obligaba en aquellas circunstancias.

Sin medios y sin recursos, formaste una familia humilde, pero muy rica en

afectos y cariños fraternales, pues la esposa que elegiste lo supo dar a raudales.

Según fuiste madurando y saliéndote las canas, la vida te recompensó, con lo

que te negó en tu infancia. ¿Cómo te duró tan poco, eso que tú anhelabas?

Perdiste a tu ser querido, (esposa) cuando más feliz estabas y por si esto fuera

poco, eras preso de una grave enfermedad que te acechaba.

A pesar de tu tristeza, fuiste muy valiente ¡PADRE!, a la enfermedad hiciste

pecho para seguir adelante, luchando y luchando fuerte con tu ánimo constante, para

poder ignorar el mal que tenías delante.

Aunque tú le hicieras frente para poder ocultarlo, cuantas veces no podías y en

tu rostro demacrado, la vida te iba anunciando, que tu fin ya está llegando.

Fue una fatídica tarde a finales de verano, tu cuerpo ardía de dolor tú lo

premeditaste, que eso era el final del terrible desenlace.

Dijiste adiós a tus nietos y la habitación dejaste, con la fiebre de la muerte al

hospital te marchaste. Las horas de tu agonía fueron inolvidables, queriéndote alargar

la vida, pero ésta ya se iba a reunirse con mi madre.

Alrededor de tu lecho, todas tus hijas y yernos, te dimos el último adiós y el

último beso. Te quiero y no te olvidaré PADRE.



Magdalena.F.

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