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FLORES DE PRIMAVERA

  Evaristo San Vicente  Sitoserrano Manolo Martín Mozárbez  Pepa Agustín  Evaristo San Vicente. Sotoserrano Helen Santiago de Compostela  Rafi Jimenez Comenzamos una año más nuestro álbum de flores. El objetivo es que nos fijemos en la belleza de las plantas y disfrutemos de sus flores. Rafi Jiménez. Sotoserrano Violetas. Linares Prímulas. Linares. Domi Gómez  Rosa Alonso Gayo. Palma de Mallorca  Pilar López  Salamanca  Blanca Saavedra. Lola Galán. Salamanca  María Jesús Camuñas Madridejos  Pepa Agustín  Villa García de Arosa Fernanda Ramos  Salamanca. Nati Cabezas Villamayor  Milagros Gómez Alameda  Madridejos  Milagros Gómez  Madridejos Manoli González  Salamanca  Magdalena Fraile Calzada de Valdunciel Rosario Pérez  Las Palmas  Juan Parque del retiro Madrid Elena Sanz. Salamanca. Isidoro y Gregorio. Madrid Isi y Jero. Ciudad Real  Manu. Salamanca 

HOMEMAJE A JULIÁN FRAILE POR SU HIJA MAGDALENA.

 

A LA MUERTE DE MI PADRE (16-9-1995)

Todo se te acabó en esta vida, en la que tanto luchaste y tanto sudor dejaste.

Con penurias y miserias y al abrigo de tus padres, pasaste una corta infancia y fuiste

precoz adulto, pues la vida te obligaba en aquellas circunstancias.

Sin medios y sin recursos, formaste una familia humilde, pero muy rica en

afectos y cariños fraternales, pues la esposa que elegiste lo supo dar a raudales.

Según fuiste madurando y saliéndote las canas, la vida te recompensó, con lo

que te negó en tu infancia. ¿Cómo te duró tan poco, eso que tú anhelabas?

Perdiste a tu ser querido, (esposa) cuando más feliz estabas y por si esto fuera

poco, eras preso de una grave enfermedad que te acechaba.

A pesar de tu tristeza, fuiste muy valiente ¡PADRE!, a la enfermedad hiciste

pecho para seguir adelante, luchando y luchando fuerte con tu ánimo constante, para

poder ignorar el mal que tenías delante.

Aunque tú le hicieras frente para poder ocultarlo, cuantas veces no podías y en

tu rostro demacrado, la vida te iba anunciando, que tu fin ya está llegando.

Fue una fatídica tarde a finales de verano, tu cuerpo ardía de dolor tú lo

premeditaste, que eso era el final del terrible desenlace.

Dijiste adiós a tus nietos y la habitación dejaste, con la fiebre de la muerte al

hospital te marchaste. Las horas de tu agonía fueron inolvidables, queriéndote alargar

la vida, pero ésta ya se iba a reunirse con mi madre.

Alrededor de tu lecho, todas tus hijas y yernos, te dimos el último adiós y el

último beso. Te quiero y no te olvidaré PADRE.



Magdalena.F.

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