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PERSONAS ÁCIDAS Y AMARGADAS

  Hace unos días coincidí con una persona de las que yo denomino, ácida y amargada. Aunque intentó arruinarme la tarde con su actitud, me di cuenta que lo que tenía era una envidia y una amargura dentro que la corroía.  Intento alejarme de este tipo de personas que hasta en su mirada desprenden mala energía . Están apagadas, sin luz, y suelen ser chismosas, cotillas y criticonas . En el fondo les gustaría ser brillantes, pero lo cierto es que cada vez que encienden su vel a, se les apaga porque el aire que respiran es tóxico. Ante este tipo de seres humanos hay que pararse y darle la vuelta a la situación. Si la vida te da limones, añades azúcar y haces una limonada. Consejo del dia:  No dejes que esas personas te amarguen el día y piensa que si te envidian es porque brillas más que ellas.

UNA PERSONA INTERESANTE



Seguramente todos conocemos alguna persona interesante. Esa, que nos asombra por sus cualidades, las  que en algún momento de nuestra vida queremos  imitar, incluso ser. Sus características se contagian porque son positivas.  Cuando observas sus comportamientos y sus palabras, te sientes motivado a imitarla. 


Entre algunos  secretos, estos individuos sienten: paz, armonía, alegría y la transmiten. Piensan en sí mismos con éxito, tienen fe en sí mismos y son personas ganadoras incluso en los momentos de dificultades, porque aprenden de los errores. Son únicos y no se comparan con nadie, son ellos mismos. 


La persona que despierta interés en los otros es porque es valiosa por dentro y por fuera.

La persona interesante, no se hace la interesante, es: sencilla, humilde y carismática, esas son sus insignias. No precisan destacar en círculos de sociedad, porque no lo necesitan. Saben ocupar su tiempo en interesarse por las novedades, la investigación y el disfrute de lo cotidiano.


¡Cuánta falta hacen estas personas en nuestra sociedad!


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