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EL VALOR DEL TIEMPO

¿Cuánto vale nuestro  tiempo?   Cuantificar el valor es imposible porque para cada persona es diferente dependiendo de su escala de valores o de las necesidades.  Me gustan las personas que saben dedicarse tiempo para ellas mismas y para su familia y amigos. Vivimos en una época en la que todo pasa muy deprisa no sabemos parar ni un minuto, nos introducimos en la rueda de la inercia que nos lleva a una velocidad de vértigo.  El día tiene 24 horas y algunos dicen que necesitarían  30. Me gustaría que reflexionáramos sobre una buena planificación y organización de actividades y observar los buenos resultados. Eliminar las cosas superfluas que nos roban minutos, hora s, como puede ser el enganche a las redes sociales , es otra manera de aprovecharlo. Las personas mayores en ocasiones se suelen arrepentir de no haber pasado más tiempo con los familiares y los amigos y haber dedicado mucho más de lo necesario al trabajo.  No esperemos a ser mayores para disfrutar y dedicarnos tiempo a  no

INSOPORTABLE POR J.M.C.


 INSOPORTABLE

La monotonía del antes y el después del pensamiento de vivir. La proyección de eso en ti: la distancia entre tú y ti mismo,  entre tú y los demás. La del creer ir por delante de la vida al pensarla, que es la necesidad de ir por delante de la muerte engañándome.

La de un pobre a valer (mendigo) -así los llaman los portugueses y también yo porque hay conceptos que se ajustan más a unos idiomas que a otros- que me sonríe, que es pedirme. La de su necesidad que no le permite pensar ni tener tiempo, solo ahora. La de su amabilidad, la de su espontaneidad, que no sé lo que son, a no ser mi incapacidad para sentirlo. La de sonreírle desde un distancia que no tiene que ver con la distancia de afuera, sino con la distancia de adentro, que es mayor porque solo me pertenece a mí, que es a quien realmente me sonrío. La conciencia de haberle quitado algo, no su vida que es él, sino lo que yo me quedé con mi buen vivir, lo que nos hemos quedado todos de él que es su posibilidad de pensar. 

La de engañarme, la de engañarnos, engañando primero a los ellos que él representa, a él mismo,  quitándole su posibilidad de engañarse, de olvidarse, su tiempo, para dejarlo al alejarme con su vivir o con su morirse, o tal vez con su no darse cuenta. 

La de quedarme con su tristeza, con el recuerdo de su tristeza. Hasta eso me quedo, hasta eso le quito, le quitamos. La de darse cuenta del vivir que es darse cuenta del morirse. La  conciencia de eternidad que es la conciencia de la muerte, lo único eterno porque continuará aún después de la vida, a partir de la última vida, como su esperanza o como su nada.   JMC 

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