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37 AÑOS BRILLANDO JUNTOS

  Acabo de celebrar 37 años de casada al lado de la persona que escogí y que amo: Antonio. En este largo caminar por el mundo, hemos vivido más días de luces que de sombra. Momentos felices y otros difíciles . ¿ Cómo se consigue este triunfo?  Con ingredientes sencillos y fáciles de lograr si se aplica sentido común: Amor, paciencia. respeto y una pizca de chispa de creatividad para evitar la monotonía y el aburrimiento. La convivencia en  pareja es uno de los estados que más felicidad aporta a la vida y si está bendecida con un hijo como Miguel, la dicha es completa. Desde estas líneas animo a nuestros lectores a que apuesten por crear felicidad en sus vidas, si puede ser al lado de personas, que como mi marido, te colmen de detalles, valores, amor y comprensión. Una recomendación: BRILLA JUNTO A LA PERSONA QUE AMAS, NO NECESITAS APAGAR  SU  LUZ , JUNTAS ALUMBRAN EL DOBLE.

INSOPORTABLE POR J.M.C.


 INSOPORTABLE

La monotonía del antes y el después del pensamiento de vivir. La proyección de eso en ti: la distancia entre tú y ti mismo,  entre tú y los demás. La del creer ir por delante de la vida al pensarla, que es la necesidad de ir por delante de la muerte engañándome.

La de un pobre a valer (mendigo) -así los llaman los portugueses y también yo porque hay conceptos que se ajustan más a unos idiomas que a otros- que me sonríe, que es pedirme. La de su necesidad que no le permite pensar ni tener tiempo, solo ahora. La de su amabilidad, la de su espontaneidad, que no sé lo que son, a no ser mi incapacidad para sentirlo. La de sonreírle desde un distancia que no tiene que ver con la distancia de afuera, sino con la distancia de adentro, que es mayor porque solo me pertenece a mí, que es a quien realmente me sonrío. La conciencia de haberle quitado algo, no su vida que es él, sino lo que yo me quedé con mi buen vivir, lo que nos hemos quedado todos de él que es su posibilidad de pensar. 

La de engañarme, la de engañarnos, engañando primero a los ellos que él representa, a él mismo,  quitándole su posibilidad de engañarse, de olvidarse, su tiempo, para dejarlo al alejarme con su vivir o con su morirse, o tal vez con su no darse cuenta. 

La de quedarme con su tristeza, con el recuerdo de su tristeza. Hasta eso me quedo, hasta eso le quito, le quitamos. La de darse cuenta del vivir que es darse cuenta del morirse. La  conciencia de eternidad que es la conciencia de la muerte, lo único eterno porque continuará aún después de la vida, a partir de la última vida, como su esperanza o como su nada.   JMC 

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