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FLORES DE PRIMAVERA

  Evaristo San Vicente  Sitoserrano Manolo Martín Mozárbez  Pepa Agustín  Evaristo San Vicente. Sotoserrano Helen Santiago de Compostela  Rafi Jimenez Comenzamos una año más nuestro álbum de flores. El objetivo es que nos fijemos en la belleza de las plantas y disfrutemos de sus flores. Rafi Jiménez. Sotoserrano Violetas. Linares Prímulas. Linares. Domi Gómez  Rosa Alonso Gayo. Palma de Mallorca  Pilar López  Salamanca  Blanca Saavedra. Lola Galán. Salamanca  María Jesús Camuñas Madridejos  Pepa Agustín  Villa García de Arosa Fernanda Ramos  Salamanca. Nati Cabezas Villamayor  Milagros Gómez Alameda  Madridejos  Milagros Gómez  Madridejos Manoli González  Salamanca  Magdalena Fraile Calzada de Valdunciel Rosario Pérez  Las Palmas  Juan Parque del retiro Madrid Elena Sanz. Salamanca. Isidoro y Gregorio. Madrid Isi y Jero. Ciudad Real  Manu. Salamanca 

CONFORMARSE POR J.M.C.



 CONFORMARSE 

Hablan los portugueses de destinos adelantados o atrasados. Estas frases contienen una declaración de mesura en relación a la vida; la de una línea imaginaria de armonía a partir de la cual aquella aparece como a destiempo, antes o después de lo que en cada momento debe ser. 

Así, un “destino adelantado” supone, por ejemplo, que un joven viva experiencias que no se corresponden con las que debe tener a su edad, para las cuales no se encuentra ni mental ni físicamente preparado, y pueden acabar por destruirle. Mientras “los destinos atrasados” tienen que ver con las experiencias que a una determinada edad se deben haber tenido y sin embargo  no se tienen. 

Reflexionar sobre ellas, que es hacerlo sobre el “equilibrio” o el “término medio en el vivir”, es tan profundo, complejo y relativo, que resulta imposible obtener una respuesta; porque a mi parecer, teniendo en cuenta la influencia del medio, cada persona nace con una determinada inclinación y  con la necesidad de tener las experiencias que le permitan colmarla. Y si a esto le unimos la aspiración universal de nuestra mente, dirigida en último término a la inmortalidad, o/y a “la eterna juventud” que el cuerpo es incapaz de proporcionarle, llegamos a la conclusión de que ese equilibrio resulta en principio imposible; cuando a mayor abundamiento, a diferencia de antaño, la ciencia nos ha dado la esperanza íntima de que “todo” lo es. 

Esta realidad nos hace rebeldes e inconformes con nuestro estado, sea cual sea. Los jóvenes, aunque parezcan conformarse con la realidad virtual de las imágenes de las cosas, permanecen como seres atolondrados, y al darse cuenta, aspiran a tener experiencias más allá  de los límites que les impone su cuerpo. Los maduros andan presos de adolescencia prolongada, o de la inquietud de no poder encontrar el equilibrio que todo ser precisa; como si hubieran desperdiciado el tiempo, o no pudieran llegar ya, y mientras tanto se consumen en olvidos o banalidades intrascendentes. Y los mayores se comportan como viejos a quienes les falta tiempo, en lugar de hacerlo como ancianos que lo tienen en sí mismo fruto de la experiencia, y les hace servir de ejemplo.

¿Que nos queda?: a mi parecer, adecuarse a la vida, ser conscientes en cada momento de lo que se es; y en última instancia, no como algo impuesto, sino como una actitud ante ella, conformarse. 


JMC




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