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EL VALOR DEL TIEMPO

¿Cuánto vale nuestro  tiempo?   Cuantificar el valor es imposible porque para cada persona es diferente dependiendo de su escala de valores o de las necesidades.  Me gustan las personas que saben dedicarse tiempo para ellas mismas y para su familia y amigos. Vivimos en una época en la que todo pasa muy deprisa no sabemos parar ni un minuto, nos introducimos en la rueda de la inercia que nos lleva a una velocidad de vértigo.  El día tiene 24 horas y algunos dicen que necesitarían  30. Me gustaría que reflexionáramos sobre una buena planificación y organización de actividades y observar los buenos resultados. Eliminar las cosas superfluas que nos roban minutos, hora s, como puede ser el enganche a las redes sociales , es otra manera de aprovecharlo. Las personas mayores en ocasiones se suelen arrepentir de no haber pasado más tiempo con los familiares y los amigos y haber dedicado mucho más de lo necesario al trabajo.  No esperemos a ser mayores para disfrutar y dedicarnos tiempo a  no

EDUCAR PARA LA SENSIBILIDAD POR J.M.C




EDUCAR PARA LA SENSIBILIDAD

Dijo Saramago, que hoy, la única revolución posible es la de la bondad. Y aunque estoy de acuerdo en la esencia con él, si la bondad se identifica con el amor, creo que es imposible enseñar a amar o a comunicarse con la vida, que es lo mismo, porque lo esencial no se puede enseñar. 

Y en el mismo sentido, tampoco se puede educar el sentimiento, que es el “sentir del instinto” motivado por el recuerdo de las emociones, porque depende de los sentidos, y en última estancia del corazón donde se manifiesta, y porque además, como el desamor, cada persona viene con uno puesto, aunque se puedan  aumentar o disminuir de pequeños.

Sin embargo, si es posible educar para la sensibilidad, que para mí es  “sentir con el pensamiento”, y es por ello el sentir máshumano y más nuestro,  hasta el punto de ser la única educación posible, ya que una de sus consecuencias, el respeto, termina por convertirse en el “amor de la mente”, y solo él se nos puede exigir, porque ni los sentimientos ni el corazón nos pertenecen. 

Hay múltiples ejemplos de la dicotomía existente entre la sensibilidad y el sentimiento, ya que alguien con poca sensibilidad suele tener una gran disposición para sentir emociones, que normalmente surgen de modo espontaneo inducidas por acontecimientos externos o por sus recuerdos, mientras la sensibilidad precisa de un proceso formativo,que da lugar a una determinada actitud ante las cosas del mundo, aunque a veces, ambas coinciden de forma espontánea, sobre todo en aquellos de natural enamorado.

Por eso no es extraño encontrar personas sentimentales predispuestas para la crueldad, como tampoco lo es encontrar personas de un ego exagerado atenuado por la sensibilidad como resultado de poner el pensamiento al servicio de desactivar el desamor que existe en nosotros.

Educar para la sensibilidad por medio del pensamiento, se convierte así en la única posibilidad de acercarse a la inmediaciones del amor, y por tanto, de la bondad.

 

JMC

 

 

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