Alice, Daniela, Dunia y Argelia son cuatro chicas de Honduras que un buen dia tomaron la decisión de venir a España. Sabian por los contactos que tenían aquí, que su vida no sería fácil, que su destino sería trabajar al cuidado de personas mayores como internas. Aun así querían cambiar de vida, dejar atrás la violencia y precariedad de su día a día en Honduras, donde apenas terminan la escuela tienen que ponerse a trabajar vendiendo todo tipo de productos en la calle para poder ayudar a sus familias.
Los sueldos allí suelen estar alrededor de doscientos euros al mes.
Las bandas callejeras son un peligro constante para estas chicas hermosas e indefensas.
Un buen día aterrizaron en nuestra tierra con las lágrimas y la nostalgia de dejar a sus familias, en el caso de Argelia a ocho hijos. El dolor de una madre ante esta situación no es fácil de comprender.
Cada una de ellas tiene en su maleta una historia que quieren dejar atrás cambiándola por un futuro esperanzador. Su objetivo es ganar dinero suficiente para poder saldar los créditos que asumen para abonar el billete de avión y sobre todo ayudar a sus familias mensualmente.
Alice tiene apenas veinte años, pero una madurez que ha tenido que adquirir con los golpes que la vida le ha dado. Es fuerte como una roca y a la vez sensible, sufre en silencio la ausencia de sus seres queridos y se refugia en la ilusión de regresar un día e iniciar una vida mejor que la que dejó.
El caso de Daniela es más traumático, un buen día cuando cumplió los dieciocho años, se lanzó a la aventura del sueño americano y tras adquirir una deuda de siete mil dólares para poder llegar a EEUU,quedó atrapada por la justicia americana y tras pasar tres meses en prisión, fue deportada a Honduras donde trabajó en una fábrica durante dos años para poder saldar su deuda.
Ahora en Salamanca está en búsqueda de empleo tras un periodo trabajando como ayudante de cocina.
Dunia es la más joven de las cuatro y quizá la que más fácil lo ha tenido ya que vino hace poco a reunirse con su madre que ya estaba instalada en esta ciudad. Actualmente estudia cuarto de la ESO y quiere hacer un módulo de auxiliar de clínica. Sin duda se le presente un futuro más prometedor.
Este grupo de chicas son el ejemplo de otras tantas que llegan a nuestro país a realizar los trabajos que los españoles no queremos; Cuidar a nuestros mayores. Su carácter dulce y su sentido de servicio les ayuda a ser personas demandas en el mercado laboral. A ellas les resulta difícil adaptarse a las costumbres y comidas de aquí y por eso se reúnen con las compatriotas para salir los fines de semana y sentirse como una gran familia.
Vivir en un pais diferente es complicado, sus condiciones laborales no son las mismas que las de los españoles y no se sienten tratadas en igualdad.
Desde estas líneas animamos a estas cuatro chicas a seguir luchando por una vida mejor y que tengan la suerte de caer en familias que las acojan, respeten y quieran como personas que dedican cariño y tiempo a nuestros mayores.
🇭🇳❤️💪
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