A mí, como a muchas otras personas, me gusta comprar en las tiendas cercanas a mi casa, el pequeño supermercado que tiene de todo, la pastelería, la panadería o la óptica. El contacto con sus empleados o dueños me hace feliz. Me siento persona y no número del monitor. Me conocen y yo les conozco, sé sus nombres y se dirigen a mí por el mío. Existe una relación más humana que la de comprador y vendedor como sucede en las grandes superficies.
Quiero presentar a los dueños de COALIMENT , situado en el paseo de San Vicente 30. Esta familia compuesta por Antonio Luís Crego Pérez, su hermano Jesús y su mujer Verónica, regentan un supermercado desde 1995 cuando abrieron DUENDE. Ha cambiado de nombre, pero la esencia familiar y la atención al cliente se ha mantenido.
Me gusta entrar en el supermercado porque puedes encontrar de todo, fruta, carne, congelados, pan y una gran variedad de exquisiteces y si se han agotado o no están en su catálogo, te las proporcionan.
Valoro su trato, su amabilidad y sus consejos para asegurarme que llevo los mejores productos.
Cuando estás en su supermercado se respira un ambiente familiar, conocen a casi todos los clientes, desde el estudiante “pijo” hasta el pensionista que trata de estirar su pensión con las ofertas.
Esta NAVIDAD, todos deberiamos de hacer un esfuerzo y comprar en los pequeños comercios como el de Luís, Jesús y Verónica, que están tratando de continuar con el negocio que primero su abuelo y despues sus padres y tíos, levantaron con tanto esfuerzo. No dejemos que las grandes superficies se coman a los negocios como este, de toda la vida.
Desde estas líneas animo a los lectores a que hagan sus compras de Navidad en el supermercado del barrio como Coaliment.
Gracias a Luís, Jesús y Verónica por seguir el ejemplo de sus padres y no rendirse, a pesar de las dificultades. La mejor recompensa es conocer que los clientes les estimamos porque son PERSONAS, que aman su trabajo y transmiten ilusión y confianza a los clientes.
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