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50 AÑOS DE AMOR ENTRE JUANJO Y MARI SOL

 Este año Juanjo y Mari Sol han tenido la dicha de celebrar sus bodas de oro junto a su maravillosa familia. Han renovado los votos y promesas que se dieron y así demostrar a todos, que cuando el AMOR está en lo más alto de la escala de valores,cualquier dificultad es posible superarla. Toda la familia se reunió en la casa rural: Los Lebreles Namasté para compartir con esta pareja la felicidad que ellos han sabido transmitir a todos y que con su ejemplo de luchadores, han logrado infundir en sus hijas, la alegría de saber disfrutar de la vida. Ellas en esta ocasión han recordado la boda de Juanjo y Mari Sol con detalles muy significativos como los colores de la decoración,  a la que se prestaban los jardines, pero también destacando: el blanco como símbolo de pureza y haciendo un guiño  a la nevada que les sorprendió el dia del enlace y al bote de pintura con el que los recién casados iniciaron su luna de miel, pintando su vivienda en Valladolid. El blanco, también, como símbolo de

TU CARA ME GRITÓ TU DOLOR



 Hace más o menos dos meses que nos encontramos por primera vez , pero después de media hora de conversación, sentí que te conocía de toda la vida. Los temas fluyeron porque nos une la profesión y los valores sociales. A partir de ese momento la comunicación ha sido por teléfono, mensajes de whatsApp 
y Facebook.

Hace una semana nos volvimos a encontrar, esta vez más relajadas y compartiendo mesa y conversación con nuestras parejas, pero yo miraba tu cara  y aunque no decías nada, yo sentía que un dolor estaba recorriendo tu cuerpo.  Por momentos recordé esa fría sensación que en tantas ocasiones se apodera del mío y aunque quieres disimular, no puedes. Observé tu cara desencajada y me pareció que habías envejecido diez años. Un fuerte deseo por ayudarte me impulsó a ofrecerte un remedio natural para que te aliviara el dolor, pero en realidad este es el fruto de tanta carga, tantas preocupaciones,  tantas responsabilidades, tanto sentimiento de culpa y la impotencia por no poder gritar a los cuatro vientos todo lo que llevas dentro.

Querida amiga, sé como te sientes y me he visto reflejada en tí. ¡Cómo te comprendo aún sin decirme nada!

Me gustaría poder ayudarte más,  pero eres tú la que tiene que levantar el ancla y soltar amarras. Deja que la marea de tu vida diaria te haga navegar por mares desconocidos y encuentres un puerto o una playa donde puedas por fin descansar.


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