Destacados
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
DARSE CUENTA. POR J.M.C.
DARSE CUENTA
Siendo un niño, mientras esperaba el paso de una locomotora de vapor en un cortinal del Pedroso, me distraía observando a los animales. Al fondo las traviesas de hierro sobre un pretil de balasto; el olor a carbonilla que me avivaba el recuerdo; un silbato a lo lejos; otro más próximo; y de pronto la enorme figura de una máquina humeante, negra y espesa sustentada en enormes ruedas rojas moviéndose al compás de las bielas, atravesó el escenario, dejándome sumido en la extrañeza. Entonces, mi mente de niño se dio cuenta de la diferencia entre ella, -de la que amaba, incluso su olor, y más tarde llegué a la conclusión de que era más “yo” que lo natural- con todo lo que la rodeaba. VDARSE CUENTA
Siendo un niño, mientras esperaba el paso de una locomotora de vapor en un cortinal del Pedroso, me distraía observando a los animales. Al fondo las traviesas de hierro sobre un pretil de balasto; el olor a carbonilla que me avivaba el recuerdo; un silbato a lo lejos; otro más próximo; y de pronto la enorme figura de una máquina humeante, negra y espesa sustentada en enormes ruedas rojas moviéndose al compás de las bielas, atravesó el escenario, dejándome sumido en la extrañeza. Entonces, mi mente de niño se dio cuenta de la diferencia entre ella, -de la que amaba, incluso su olor, y más tarde llegué a la conclusión de que era más “yo” que lo natural- con todo lo que la rodeaba. DARSE CUENTA
Siendo un niño, mientras esperaba el paso de una locomotora de vapor en un cortinal del Pedroso, me distraía observando a los animales. Al fondo las traviesas de hierro sobre un pretil de balasto; el olor a carbonilla que me avivaba el recuerdo; un silbato a lo lejos; otro más próximo; y de pronto la enorme figura de una máquina humeante, negra y espesa sustentada en enormes ruedas rojas moviéndose al compás de las bielas, atravesó el escenario, dejándome sumido en la extrañeza. Entonces, mi mente de niño se dio cuenta de la diferencia entre ella, -de la que amaba, incluso su olor, y más tarde llegué a la conclusión de que era más “yo” que lo natural- con todo lo que la rodeaba.
Con la edad, caí en la cuenta de que somos el único animal que se desplaza en vertical; de que nuestros pies son muy pequeños para caminar de esa forma; de que a diferencia de ellos, nuestra frente se encuentra al mismo nivel que la boca, lo cual indica que debemos alimentar a las dos; de que el corazón trabaja más en posición vertical, y de que el cerebro se riega mejor en horizontal, lo cual ayuda a pensar, (de ahí el dicho, voy a consultar con la almohada); de necesitar vernos los ojos, cuando ningún animal necesita hacerlo, porque están hechos para ver, no para verse; de gastar más energía en los sueños violentos que en la vigilia, con el pensamiento; o el de ser el único ser que no soporta el olor de sus propios excrementos.
Estas diferencias se acentúan en el plano psicológico: en la forma de recordar, porque los animales lo hacen a partir de un hecho (olor, sensación) mientras en los humanos el recuerdo surge de forma independiente, y el pensamiento inducido por él, crea realidades nuevas, como por ejemplo un navío o un automóvil; el morimos mil y una vez con el pensamiento, cuando los animales solo lo hacen cuando la muerte acontece; el hecho de pensar nuestros recuerdos alejando o prolongando el momento, creando así el tiempo psicológico (pasado, presente, futuro), mientras los animales viven en armonía con el cronológico; la desarmonía existente entre nuestra mente y nuestro cuerpo, ya que este no puede satisfacer los deseos de aquella (por ejemplo volar), mientras que en los animales ambos se encuentran en el mismo plano; el hecho de que ellos se adapten a la naturaleza y nosotros adaptamos la naturaleza a los deseos de nuestra mente, al punto de que nuestro cuerpo se encuentra menos adaptado al entorno ahora que en el principio de los tiempos; el de amar a la naturaleza y necesitar a la vez destruirla; o el de ver con el pensamiento en vez de con los ojos, cuando por ejemplo al ver un punto de luz, como lo haría un animal, lo hacemos a una estrella, cuando esta pudo haberse extinguido ya.
Pero sobre todo, el desasosiego esencial que nos provoca esta extraña realidad, donde siempre nos falta algo, como si al mismo tiempo la tierra fuera y no fuera nuestro verdadero hogar.
JMC
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Entradas populares
EL JARDIN DEL VIRREY, CENAR COMO SI ESTUVIERAS EN CASA.
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
VISITA AL MUSEO DE LA FILIGRANA CHARRA.
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario