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EL VALOR DEL TIEMPO

¿Cuánto vale nuestro  tiempo?   Cuantificar el valor es imposible porque para cada persona es diferente dependiendo de su escala de valores o de las necesidades.  Me gustan las personas que saben dedicarse tiempo para ellas mismas y para su familia y amigos. Vivimos en una época en la que todo pasa muy deprisa no sabemos parar ni un minuto, nos introducimos en la rueda de la inercia que nos lleva a una velocidad de vértigo.  El día tiene 24 horas y algunos dicen que necesitarían  30. Me gustaría que reflexionáramos sobre una buena planificación y organización de actividades y observar los buenos resultados. Eliminar las cosas superfluas que nos roban minutos, hora s, como puede ser el enganche a las redes sociales , es otra manera de aprovecharlo. Las personas mayores en ocasiones se suelen arrepentir de no haber pasado más tiempo con los familiares y los amigos y haber dedicado mucho más de lo necesario al trabajo.  No esperemos a ser mayores para disfrutar y dedicarnos tiempo a  no

LECCIONES DE REJUVENECIMIENTO. ESTUDIANTES MAYORES DE LOS 60




ESTUDIAR A LOS SESENTA.


Este artículo es un homenaje a todas las personas mayores de sesenta  o jubiladas que un día decidieron seguir estudiando en alguna de nuestras dos Universidades.


Se matricularon en la Universidad de la Experiencia con las ganas de seguir aprendiendo, no sólo conocimientos, también experiencias de vida.


A estas edades los objetivos y prioridades en la vida son muy diferentes y se reflejan en la manera de acudir a las aulas. Van con la tranquilidad de que no tienen que superar un examen, si bien se esfuerzan por rendir al máximo, con un aprendizaje muy significativo, con la ilusión y emoción que tienen los niños pequeños cuando empiezan a explorar el mundo. Son curiosas, y devoradoras de información, saben que el tiempo juega en su contra y que las lecciones que anteriormente, por trabajo u ocupaciones familiares no pudieron aprender, ahora sí.


La labor social como punto de encuentro que se lleva a cabo es otra de los grandes potenciales de estas Universidades de la Experiencia. Algunos alumnos salen de la monotonía de sus vidas, de su soledad, y encuentran entre sus compañeros y compañeras de clases, el motor que les da la vida.


Me gusta pasear por alguna de las calles de Salamanca a las siete de la tarde cuando te cruzas con grupos que salen de sus aulas. Charlan animadamente de la materia que han recibido, de los profesores o de sus temas personales. De alguna manera sirve de terapia psicológica.


No puedo dejar pasar otro detalle y es que el simple hecho de acudir a la Universidad, anima a prepararse, arreglarse y cuidarse tanto en el aspecto físico como en la vestimenta.


En definitiva estudiar a partir de los sesenta es una lección de REJUVENECIMIENTO.



Desde estas líneas animo a seguir estudiando y aprovechando todas las facultades y aptitudes que cada persona tiene y que a su vez aporten su experiencia a generaciones más jóvenes.

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